Por Alejandro Juárez Gamero
Las imágenes en torno a la conmemoración por el Día Internacional de la Mujer, efectuada el miércoles 8 de marzo (8M) en nuestro país, pusieron de manifiesto la variedad de matices que definen la fotografía del movimiento que mantienen las mujeres mexicanas por hacer valer su derecho a la igualdad de género, el respeto a su dignidad y a una vida plena.
Por una parte estuvieron los actos oficiales, llenos de protocolo, en los que se anunciaron acciones gubernamentales tendentes a la consolidación de los derechos políticos de las mujeres, respecto de los cuales se ha registrado un avance permanente y consistente desde hace casi dos décadas.
En la otra cara de la moneda, las calles de la Ciudad de México fueron tomadas por cientos de mujeres, agrupadas en diferentes organizaciones, para denunciar y exigir solución a la persistente violencia que padecen –incluida la institucional-, la exclusión jurídica, económica y social, así como el enorme déficit de acceso a la justicia.
El acto principal con el que el gobierno mexicano conmemoró el 8M se caracterizó por la presentación del programa denominado “Empoderamiento Políticas Públicas con Perspectiva de Género”, que ofrece un piso mínimo de conocimientos y habilidades a las mujeres que buscan participar en los asuntos públicos.
La capacitación es gratuita y tiene valor curricular. El programa, que fue construido por Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), incluye capacitación en igualdad de género, representación política, campañas electorales, comunicación política y diseño e implementación de políticas públicas con perspectiva de género.
Finalmente es en este tipo de actos donde se decanta un trabajo ya institucionalizado y sistematizado que define y redefine una agenda de género con tareas y alcances específicos en los aspectos político, económico y de procuración de justicia.
Sobre este último punto, en un lapso de 15 años el Estado mexicano ha legislado y generado un andamiaje institucional relevante, baste mencionar la Ley General de Víctimas, o la Declaratoria de Alerta de Violencia de Género. Y entre los organismos a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM); así como la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas y la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.
Pero hay un aspecto que llama mucho la atención y tiene que ver con la forma en que discurren los actos en los que las mujeres son las beneficiarias directas de alguna política pública, como fue el caso del acto conmemorativo del 8M efectuado en Los Pinos.
En éste participaron como oradoras la Presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Magistrada Yanil Otalora Malisas; la Presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Lorena Cruz Sánchez y la Maestra Reyna Ramírez Santana. El presidente apareció como figura central del acto.
De esta forma la titular del Inmujeres consideró al Jefe del Ejecutivo como un líder que impulsa a que las cosas sucedan, en este sentido dijo: “usted bien lo ha dicho señor presidente se requiere una acción cotidiana, una acción sostenida y una acción comprometida desde todos los frentes…porque no olvidaremos que Enrique Peña Nieto inició el camino a la paridad”.
Esto último en referencia a la iniciativa presidencial aprobada por el Congreso en 2013, por la cual los partidos políticos están obligados a que el 50% de las candidaturas a diputaciones federales y a senadurías sean ocupadas por mujeres.
La funcionaria dijo además que el presidente “nos convoca e impulsa a trabajar en unidad”.
Si bien, en términos generales, los discursos de las funcionarias hicieron referencia a la lucha de las mujeres por la defensa de sus derechos y a la importancia que ello representa para el desarrollo democrático de México, expresiones como las señaladas sitúan a un hombre, en este caso al presidente, como el que impulsa, el que reconoce lo que hay que hacer en pro del derecho de las mujeres.
El principio de un cambio de fondo
Qué mensaje habría llegado a todo el país si los calificativos al Jefe del Ejecutivo no se hubieran hecho y el discurso de las funcionarias sólo hubiera tenido a las mujeres como el eje de las acciones anunciadas y a las que el presidente se habría sumado haciendo un llamado a su aplicación.
No quiero decir con ello que no se le dé su lugar al Ejecutivo o que se le falte al respeto, no. Hablo de un cambio de actitud que debería provenir del propio Presidente, y que tiene como fondo un compromiso real, solidario y personal con la causa de las mujeres.
Lo que aquí señalo no es una sutileza, es un tema difícil de llevar acabo porque los hombres son los que dominan el ámbito público y por ende todos los actos de gobierno los tienen a ellos como eje. Sin perder de vista por supuesto que tras todo acto público está la búsqueda del posicionamiento con miras a mantener el poder trátese del partido de que se trate.
Catorce días antes del 8M, el miércoles 22 de febrero, el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y el Gobernador del Estado de México Eruviel Ávila Villegas, también fueron los protagonistas principales de un acto en el que se anunciaban acciones concretas en beneficio de las mujeres.
Se trató de la firma de un Convenio de Colaboración en Materia de Igualdad de Género y de Prevención y Atención de la Violencia Contra las Mujeres, que tuvo lugar en Tultitlán, Estado de México.
En el mismo se destacó la infraestructura con la que se dará atención a las mujeres que padecen violencia de género, integrada por tres Centros de Justicia Especializados, 28 Unidades de Atención, cinco refugios temporales para brindar apoyo a quienes sean víctimas de violencia, dos brigadas de seguimiento integradas por especialistas en derecho, psicología y trabajo social, y dos Centros de Atención y de Educación para personas que ejercen violencia de género, los cuales se ubican en los municipios de Naucalpan y Toluca.
Igualmente destacan el sistema de videovigilancia, integrado por 10 mil cámaras para coordinar acciones de seguridad, a través de dos C5.
Ambos funcionarios se dirigieron, desde un templete amplio en el que caminaban de un lado a otro, a las mujeres sentadas en torno suyo para darles a conocer los beneficios que traería para su seguridad tanta infraestructura. Incluso, al tiempo que hablaban, transmitían vía Facebook lo que decían, el propio Eruviel enfocó con su teléfono a Osorio Chong cuando éste tenía el uso de la palabra.
El hecho de que las mujeres no sean protagonistas de anuncios tan relevantes para su seguridad es tan natural que adquiere el calificativo de “normal” y como tal pasa desapercibido porque es algo normalizado.
Qué hubiera pasado si dicho acto hubiera sido presidido, por ejemplo, por la titular del Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social, o por alguna otra funcionaria vinculada al tema, el mensaje habría sido diferente para hombres y mujeres y éstas habrían ganado en em-po-de-ra-mien-to.
¿Cuántos estarán dispuestos a entenderlo y asumirlo?

Una fotografía más
Es una verdad de Perogrullo que las leyes de este país, cualquiera que se tome, están hechas desde la perspectiva dominante que es la masculina, la propia Constitución del 17 es fiel reflejo de ello no sólo en la letra, sino hasta en la forma en que fue presentada hace cien años.
Sara Lovera, connotada periodista y defensora de los derechos de las mujeres, me hizo notar en un mensaje de whatsapp la similitud entre las fotografías del Congreso Constituyente de 1917 y del C Aniversario de la Carta Magna efectuado en Querétaro el 5 de febrero de este año.
En ambas fotografías el dominio de los hombres es abrumador, con una salvedad. En la fotografía del 2017 hay una mujer, se trata de la gobernadora de Sonora Claudia Artemiza Pavlovich Arellano, una mujer que además está en la última fila de los 31 hombres del presídium.

Qué medio se dio cuenta de ello, ninguno en lo absoluto. Ni siquiera fue tema en los noticieros porque simplemente no es noticia, porque es lo normal, tanto que pasa desapercibido porque es muy natural que así sean las cosas, esas son las sutilezas que nadie ve.
La presencia de la gobernadora Claudia Artemiza Pavlovich en el acto conmemorativo del centenario de la Constitución es prueba fehaciente de que la transversalidad de las políticas de género, si bien ha tenido avances, no ha logrado la fuerza para que las mujeres tengan mayor presencia en el gabinete, o en cargos de elección popular como los de gobernadora o Presidenta y, por lo que se vislumbra, aún es largo el camino que se debe transitar para llegar a ello.

El 8M en las calles
En las calles, el 8M fue diferente. Cientos de mujeres de diferentes niveles sociales, jóvenes, adultas y adultas mayores, salieron como cada año a exigir justicia, salario igual para trabajo igual, a demandar acciones concretas para poder transitar por las calles con seguridad, así como para poner freno a la violencia social e incluso la institucional.
Exigieron efectividad en la aplicación de las políticas públicas con perspectiva de género. En este sentido reclamaron garantías de acceso a la salud sexual y reproductiva, a la educación, a políticas apropiadas para las mujeres con discapacidad, demandaron paridad en el acceso a cargos de elección popular, castigos severos y ejemplares para feminicidas, violadores, proxenetas, abusadores sexuales, entre muchas otras demandas.
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